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miércoles, 29 de octubre de 2008

EL POLICÍA, UN PACIFICADOR.

"Bienaventurados los pacificadores, por que ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9)

Etimológicamente, un pacificador es quien "hace la paz" o "que promueve la paz". No debemos confundir, una persona pacífica, tranquila, que elude los conflictos, no es un pacificador. Un pacificador no tiene una actitud pasiva ni contemplativa, sino que trabaja activamente para vencer las discordias y procurar la paz en su entorno.
Le Ley Orgánica Policial establece que la misión del policía es obtener y mantener la paz social, es decir que el policía debe ser un pacificador en la sociedad donde presta sus servicios.
Para llevar paz en los conflictos sociales en los cuales intervenimos, no basta el uso de la fuerza pública para reestablecer el orden, la ausencia de conflicto no es la paz, entonces para llevar paz, debemos tenerla primero nosotros. Este tipo de paz activa es atribuida solamente a Dios, quien reconcilió todas las cosas por medio de Jesucristo: "Y por medio de Él reconciliar todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo, la paz mediante la sangre de su cruz (Colosenses 1:20)"
La paz de Dios sobrepasa todo entendimiento y guarda nuestros corazones y pensamientos (Filipenses 4:7) y es ésta la que nos convierte en pacificadores, condición necesaria para poder ser sujetos activos que trabajan para establecer la paz social.
Los pacificadores tienen una recompensa muy especial, serán llamados "hijos de Dios", porque Dios es el "Dios de paz".

La paz es un don de Dios, está disponible para todos los corazones que lo acepten y es una herramienta indispensable para el policía que diariamente se encuentra en medio de los conflictos personales y sociales, con la indelegable misión de obtener y mantener la paz social.
Si Dios planeó que tuviéramos paz con Él ¿Porque no disfrutar de esta experiencia? Busca a Dios y encontrarás paz, si tienes paz puedes ser un pacificador.

miércoles, 1 de octubre de 2008

NO SE PUEDE AVANZAR MIRANDO ATRÁS

"Hermano, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado, lo que si hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante" (Filipenses 3:13,14)

Cuando el apóstol Pablo escribe a los filipenses para alentarlos, estaba preso en Roma. Seguramente que estando encarcelado, Pablo habrá tenido tiempo para pensar en los malos recuerdos y las circunstancias adversas por las que estaba atravesando: castigos injustos, persecusiones, difamación. A pesar de eso, Pablo muestra que su espíritu está liberado y avanza, no se queda lamentando lo que le está pasando.
Una de las causas por las cuales no avanzamos es porque estamos atados al pasado y a los malos recuerdos, nuestro pasado personal y también institucional a veces nos llena de resentimiento, es una carga pesada de fracasos, complejos de culpabilidad, deseos de venganza que nos impide mirar lo importante: la meta.
Despojémosnos de la carga del pasado y solo miremos hacia atrás para recordar con gratitud todos los beneficios que Dios nos dio y esforzémosnos por alcanzar lo que está adelante: un futuro personal venturoso, lleno de bendiciones y un futuro institucional diferente, buscando el reconocimiento de la sociedad por el esfuerzo diario y brindar excelencia en el servicio que prestamos.
Pongamos los ojos adelante, la meta es Jesús y sus bendiciones.

viernes, 29 de agosto de 2008

NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN

¿Te pusiste a pensar a cuántas personas ayudaste a lo largo de tu carrera policial?. Cada persona que llega a nuestro lugar de trabajo viene con un problema y busca una solución. ¿Te pusiste a pensar como influyó tu ayuda en la vida posterior de esa persona? Ese niño que salvaste, tal vez llegue a ser un gran profesional, alguien importante.
Cuantas vidas pasan al lado nuestro y tenemos la oportunidad de impactarlas o influir en su futuro. El hombre es el ser mas desagradecido de la naturaleza y rápidamente se olvida de quienes lo ayudan, pero Dios no es así, Él nunca se olvida de lo que hacemos.
Por esa razón, Dios nos anima a no cansarnos de hacer bien, de servir a los demás. Es cierto que a veces hacemos bien y recibimos mal, pero los que ayudan a los demás son los que hacen que este mundo sea habitable. Cuando ayudamos, nos parecemos un poco a Dios.
Dios busca gente que no se cansa de hacer el bien, que vive con el firme deseo de servir a los demás en el lugar en que están, gente que no busca medallas por lo que hace, capaz de dar su tiempo, su dinero, ¡su vida!, por ayudar a los demás. Esta gente puede ser desconocida para los demás, pero es MUY IMPORTANTE PARA DIOS, la mas importante que existe.
La naturaleza de nuestra labor nos da muchas oportunidades de hacer el bien, no nos cansemos de hacerlo y disfrutemos de ayudar a los demás, Dios nos lo recompensará.
"Así que no debemos cansarnos de hacer el bien, porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos el bien a todos" Gálatas 6: 9 y 10.

jueves, 28 de agosto de 2008

VUELVE A EMPEZAR

Joel, profeta del pueblo de Israel (Antiguo Testamento de la Biblia) describe una terrible plaga de langostas que ha invadido el país como un ejército y ha devorado toda la vegetación, como consecuencia de ello, hombres y animales se han quedado sin alimentos. El profeta le anuncia al pueblo un mensaje de parte de Dios: "Vuélvanse ahora al Señor, porque Él es tierno y compasivo, paciente y todo amor", y mas adelante Dios les promete en el versículo 25 : "Yo les compensaré a ustedes los años que perdieron a causa de la plaga de langosta".
La naturaleza del trabajo del policía nos enfrenta a diario a tentaciones que nos alejan de Dios, las equivocaciones pesan sobre nuestra vida y a veces nos roban la paz, la alegría, la productividad, la armonía familiar. A veces nos sentimos desanimados, pensamos que todo el tiempo que perdimos nunca mas se vuelve a ganar. Recuerda lo que Dios dice en este pasaje de la Biblia, recuerda que ese Dios que nos creó está dispuesto a perdonar nuestro pasado y llenar nuestro futuro de esperanza.
Dios puede sacar cosas buenas de nuestros años desperdiciados, puede enseñarnos a través de nuestros fracasos, ayudarnos a entender nuestras debilidades.
Aunque nuestros años anteriores hayan sido arruinados por el pecado, Dios está ansioso por restaurarnos y darle mucho fruto a nuestro trabajo.
La vida que tenemos por delante está llena de esperanza, por mas oscuro que sea nuestro pasado, caminando al lado de Dios tenemos un futuro brillante.

CUANDO CONFESAMOS NUESTROS PECADOS A DIOS Y NOS ARREPENTIMOS, ÉL ESTÁ PRESTO A PERDONAR NUESTRO PASADO Y LLENAR NUESTRO FUTURO DE ESPERANZA.